EL VAMPIRO DROGADICTO

Este es el cuento que da nombre a mi primer libro y la versión completa la pueden encontrar en el libro "El Vampiro Drogadicto" 
 
En busca de nuevas sensaciones y después de haber estudiado todo con cuidado decidió por fin actuar. Entró en la casa a altas horas de la noche y la encontró sentada en el escritorio inmersa en un proyecto. La sorprendió al pararse frente al escritorio como una gran sombra. La vio dar un salto, le impactó su cara de hielo, la respiración entrecortada a punto de gritar. Pero antes de que lo hiciera, le enseñó sus afilados colmillos,  levantó la mano hacia ella como lo hace un hipnotista y la desvaneció en un sueño profundo. La movió hasta un sofá junto al escritorio. Luego de unos minutos, ella despertó. 

-¡Eres un vampiro o al menos tus colmillos lo demuestran! – dijo agitada.

-Tranquilízate o te mando a dormir de nuevo – le ordenó y cuando vio que la respiración de ella se apaciguaba le contestó con serenidad -así es, y no soy un vampiro cualquiera como los de esas películas de Hollywood, soy más que eso. Yo tengo un gusto especial por las sangres contaminadas por todo tipo de drogas, por eso, busco toda clase de adictos y estoy continuamente en busca de nuevas experiencias.

-Estás diciendo entonces que chupas la sangre de gente adicta a drogas como la marihuana, la cocaína, heroína, morfina, LSD, crack, etc.
Escuchó la pregunta de ella mientras jalaba una silla cerca del sofá.
-Sí – contestó -pero la sangre de los que son extremadamente adictos. Además las drogas que tu mencionas son muy pocas. Mi catálogo es todavía mucho más amplio.
-¿Cómo?  No te entiendo –le dijo ella con una voz apagada.
-Vamos, vamos no me digas que esas son todas las drogas que conoces.
-Pues sí, esas son las que combatimos en mi país para que no lleguen a nuestros hijos, según dice el gobierno federal. Esas son las drogas malas que hacen que la gente se pierda, son las que han provocado la pérdida de valores morales a los cuales enfrenta la sociedad de hoy. Por eso estamos como estamos con toda esta violencia encima.

- ¡Ja, ja, ja qué ingenua eres!- dijo en tono de burla mostrando esta vez sus largos y puntiagudos colmillos -¿Qué no sabes que hay más drogas que esas? Las drogas están por todas partes. Están las drogas legales e ilegales. ¿Tomas café?
-Sí claro, todas la mañanas – le contestó ella más serena, como si de pronto se le hubiera olvidado quien rondaba a su alrededor.
-¿Fumas tabaco?
-Por supuesto, aquí tengo mis cajetillas.
-¿Te tomas tus copitas de vez en cuando?
-Todos los fines de semana.
-Entonces eres una drogadicta más. ¿Y todas esas cajitas llenas de pastillas en aquella repisa qué son?
-Son antidepresivos que me recetó mi doctor.
-¿Y esas otras?
-Son calmantes para el continuo estrés que sufro en mi trabajo. Y algunas otras son somníferos, pues no logro dormir bien.
-¡Por Dios! Mezclas demasiadas drogas- dijo y sus ojos se iluminaron al oír la gran mezcolanza mientras sentía que se le hacía agua la boca.
-Pero no, yo no soy adicta a esas drogas pesadas como la marihuana, la heroína o la cocaína. Esas drogas que hacen que los jóvenes se vuelvan locos y que los lleva a perder el rumbo de sus vidas.
-De qué hablas –dijo de manera brusca, lo que hizo que ella se sujetará fuerte del sofá - la marihuana no es una droga dura y el alcohol sí lo es, encima es legal. Ha matado más gente el alcohol que cualquiera de las otras drogas ilegales y no porque sea ultra nociva, sino más bien por su combinación mortal con el volante, por ejemplo. 
-Pero entonces – le contestó ella nerviosa aunque interesada en el tema -también te chupas a la gente que consume alcohol, cigarrillos, café…
-Café, chocolates, sodas con cafeína, pero te confieso que los que consumen alcohol saben muy ricos, me encanta la sangre con tequila y whisky de los borrachos. Entre más elevada sea la dosis más los disfruto. Aquí en México me he chupado hasta a varios huicholes bajo el influjo del peyote ¡Qué experiencia! Si te contara. Pero repito, lo que busco más, es gente que le entra a las drogas duro y tupido.  Por ejemplo,  hay gente también adicta a la adrenalina y me he chupado a varios ultra-adictos a sensaciones extremas, ¡No sabes que ricura! ¡Huy, si pudieras chupar sangre como yo!
-Vaya, nunca se me había ocurrido que hasta la adrenalina es una droga – le dijo ella mucho más tranquila...

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